domingo, 29 de junio de 2014

Arte confesor.

     Con unas ojeras como columpios (donde el brillo de sus ojos se balanceaba) y con su olor aún constante, aunque ya no demasiado intenso, visualizó su imagen como el dibujo que no había llegado a realizar. Sabía que las minas de colores se enamorarían de él, y no querrían ser utilizadas para cualquier otra obra de arte (porque él realmente era arte). Incluso empezarían a necesitar más. El marrón buscaría encontrar pecas escondidas; el verde intentaría difuminarse de manera más visible en los trazos de sus ojos donde la luz se acomodaba; el color rojo se quejaría por la insuficiencia de las señales de mordiscos. Cada uno de los tonos sentiría la necesidad de mostrarse como protagonista, de abarcar el mayor espacio posible en el retrato para sentirse más querido. Y llegaría un momento en el que todo aquello se convertiría en una competición: los tintes empezarían a investigar la manera de conocer sus mayores secretos, porque odiarían formar parte de él mientras fuera un misterio. Le susurrarían al oído, se colarían entre sus rizos en busca de algún pensamiento cansado de estar atrapado. Lo descubrirían todo, y los bocetos más elaborados hablarían por sí mismos, confesando a todo ojo curioso no solo el aspecto externo del chico de la voz profunda, sino también su más acentuado interior. Todo a través de los colores, incapaces de guardar el más maravilloso de los secretos.

     Entonces ella se dio cuenta de que no quería que todo el mundo supiera los enigmas del chico de mirada intensa, y decidió convertirse en todos los lapiceros de madera para ser la única que conociese sus misterios. (Pero no adoptó la conducta extrovertida de aquellos a los que imitaba. Por el contrario, abrió en su interior una nueva caja de madera con candado y guardó allí todo lo que fue aprendiendo de él.)

viernes, 27 de junio de 2014

Miradas insospechadas en el centro de Madrid.

La chica que conoces y no te reconoce.
Personas que te miran porque les miras.
Tres líneas y muchos pares de manos.
La de las cosquillas en los rizos.
La mujer que andaba sobre las nubes y no se daba cuenta.
La decisión de la persona indecisa.
Una personalidad vestida de etiqueta.
Y las palabras salieron al escenario para comenzar a bailar.
La cabeza bien puesta sobre los hombros (y bajo ella unos pies tambaleantes).
El hombre que miraba y que no sabía que alguien escribía sobre él.
No giró la cabeza, y se perdió el mundo entero.
Personas que van a sitios que tú te imaginas, que tienen familias que tú te inventas, que tienen historias que tú escribes.
Gente que pasa desapercibida hasta cuando te fijas en ellos.
La chica que se imagina que alguna de las personas a las que observa le observa a ella.
La mujer que miraba su libro y se olvidaba del mundo.
La anciana de las arrugas repetidas.
El coleccionista de lunares.
Personas normales que son diferentes para alguien.
La mujer que vivía en un anuncio.
Sobres cerrados destinados a personas más cerradas aún.
Personas que se paran, hablan, y después se van.
La chica que se preguntaba si tendría unas líneas entre ese barullo de palabras (y las tuvo).
El hombre que compró las manzanas a juego con su reloj.
Iban dos (y el tercero se siente solo).
La chica que tenía todo el tiempo del mundo, y le gustaba guardarlo en tarros.
Se tropezó consigo mismo.
La mujer de los proyectos de arte, y la felicidad por cabeza.
La chica de los ojos vendados (para poder ver mejor).
La mujer mayor que jugaba a no pisar las líneas del suelo.
La chica que no sabía la hora (y le daba igual).
La gente que se pregunta cómo es la voz de otra gente.
El chico que miraba cómo giraban las ruedas de los coches.
El hombre que vivía con prisas porque estaba acostumbrado.
La mujer del bolso con pájaros dibujados (que en cualquier momento echarían a volar).
Palabras que se escapan, que escuchan desconocidos, y que todos acabaremos olvidando.
La chica de la sonrisa escondida y los labios desnudos.
(La niña que se preguntaba si alguna de esas personas en las que ahora se fijaba llegarían a ser importantes en algún momento de su vida.)